jueves, 18 de junio de 2015

WOODSTOCK

El Festival de música y arte de Woodstock es uno de los festivales de rock y congregación Hippie más famosos e importantes de la historia. Tuvo lugar en una granja de Bethel, en Sullivan Country, Estado de Nueva York, los días 15, 16, 17 y la madrugada del 18 de agosto de 1969. Estaba programado para que tuviese lugar en el pueblo de Woodstock en el condado de Ulster, Estado de Nueva York. La población siempre se opuso al evento, pero Elliot Tiber ayudó a negociar a los organizadores con Max Yasgur, para acoger al concierto en los terrenos de esa familia.
Woodstock se convirtió en el icono de una generación de estadounidenses cansada de las guerras y que pregonaba la paz y el amor como forma de vida y mostraban su rechazo al sistema, por lo tanto, gran parte de la gente que concurrió a dicho festival era hippie. Este festival fue un movimiento que se desarrolló en los Estados Unidos a fines de la década de los 60, en la cual los que concurrían llevaban melena y amuletos, las chicas faldas de colores; sus símbolos eran la bandera del arco iris, y el llamado símbolo de la paz.
Los "hippies" estaban en contra de la guerra de Vietnam, por lo que Jimi Hendrix tocó el himno estadounidense sólo con una guitarra eléctrica como signo de protesta a los comportamientos bélicos del gobierno. Sus ideales eran el pacifismo, el amor libre, la vida en comunas, el ecologismo y el amor por la música y las artes.Durante el festival se vivieron intensas noches de sexo y drogas, destacando el consumo de LSD y marihuana, todo esto aderezado con música rock.
Algunas de las bandas que no acudieron a este festival, que lo lamentaron muchos años en adelante fueron Bob Dylan, The Beattles, The Doors, Led Zeppelin o The Birds.
Os dejo un poema compuesto por Edgar Brau en honor a este festival:
I
Mira: aquí fue. De insensibles anteriores
fortalecida estaba la hartura:
de los Padres Financistas, cuyo alfabeto
extraído fue de las rosetas de barro
donde consigna su huella el cerdo;
del águila de ojos como antorchas
descendiendo ilícitas sentencias
en rincones desatentos de historia;
de la luz sin arrugas de la bomba;
del día apoyándose cada vez más,
por imperial ecuación, en el bastón de ciego
con que sostiene la noche su orden...

Aquí fue. Aquí estableció su desembocadura
la honra temblorosa de la época,
ya casi inerte su ánimo para ejecutar
la abolición: no más sintaxis de infamia
para segar la espiga colonial; no más atavíos
de pólvora, en la sastrería cuartelera,
aguardando que muden su piel las infancias;
no más bombarderos, no más fósforo inscribiendo,
en el verde techo escamado de las junglas,
sus aliteraciones de infierno;
no más urbes asentando su sombra
sobre la flor y el infinito...

Aquí unió el espíritu en su táctica
anhelo con anhelo y alrededor con alrededor.
Un distinto verano y una distinta luz
halló aquí el alma obediente a los motivos de la hora
—ganancia de nidada cuyo batir de alas le procura
un aire más límpido al amor de los soles.
Sobre la huella despeinada de este prado,
atajaron la distancia del suceso las voluntades,
dicha del presentimiento que no ignora
que el milagro acecha en la sombra del primer paso.
Y presto entonces un nombre se arrancó del mapa
para trabar de las veletas sus danzas de indicación: Woodstock...

II
Woodstock... Habladurías de vida izaron por sobre
lo entreabierto de tu nombre el telón donde perduran,
con trazos de infantil memoria, los aniversarios
legados al tiempo por las muy antiguas alianzas
de la tribu con el jardín primordial.
El canto, por caso, y la música, cofres donde
guardó Dios sus ahorros de holgura.
Y la paz, ese saludo de límite a límite
prometiéndose la rosa.
Y el amor, esa vehemencia de ojo en ojo
en que tiembla el pálpito de los ciclos
por soltarse...

Aquí, y mientras todo alrededor imprimía en los árboles
su instinto más bondadoso el viento,
vasto prorrumpió ese trígono entre mareos idénticos
a los de los giros con que construye el futuro sus umbrales.
Voluntarios apilaron aquí, en cada ángulo,
con voces de incantación, la ceniza de los progresos.
Desde aquí, una niebla purpúrea conos de circo envió
sobre la vastedad sedentaria de las ciudades
demasiado previamente dibujadas:
y sustituida fue allí la fermentación de la máquina
por las piezas de acrobacia
de los sueños del Sueño...

Y la libertad, esto es, el clamor exaltándola en promesa,
erupción de época secreta fue, como cuando
los dioses nombraban. Y la flauta, hermana menor
curvándose en el vaivén de barcos de madera
del abrazo con el que la ubicua pareja afirmaba,
bajo las faldas del lago, un primer futuro de criaturas
con la inclinación que a amar impele...
Irradiadora como la flor que cosechan los vientos,
vació aquí pues la metamorfosis su caldero.
Y con el quebrado reptar del relámpago,
cada puro designio de él surgido a ubicar fue
el uso de su potencia en la mano impaciente de las vísperas...

III
¿Fue aquí?... Inmenso es de pronto el silencio
y oprimido, como el grito de una pared blanca.
En fastidio de sombras el atardecer,
se estanca el velo combado de la hierba
y en lo alto rompe ya el cielo a engendrar
la extensión de sus insignias.
¿Fue aquí?... O más precisamente: ¿fue?... Y dónde,
entonces, la nitidez de lo genuino como impulso
del día en día; la magnificencia incrustando sus títulos
en las galerías grises de la jornada? ¿Dónde
aquellos oficiantes espesando los propagadores vientos
con sentencias en que se concede su honor el espíritu?...

¿Y qué del acorazado aherrojando, a la redonda del mundo,
la azul alabanza del mar; del satélite negando el astro
al ojo; de las acústicas muertas para cualquier risa?
¿Qué de la estatal socavación del fervor que, tras acordarse,
insertar pretende de nuevo un corazón de humanidad
en el espectro bamboleante de los futuros?...
...¡Ah, qué ofuscamiento, propio de una máscara sin aberturas,
en esta interrogación; cuánto desconcierto mensurando
el porcentaje del ángel en los vitrales donde presentan
su crónica estos años! ¡Y qué labor de rastrillo, qué vana
labor de rastrillo para ubicar ante la vista las hojas
y los frutos de unos árboles infinitamente condenados!...

Porque se trata de celebrar, en verdad: la comprobación,
en la conciencia de esta atmósfera, de cuán fácil arcilla
son en realidad los hierros del mundo; el reingreso,
en los grandes carteles vacíos del firmamento,
de la escritura que ofrece al ánimo este augurio:
intacta está la sed, y en las manos, tan intacto, el cosquilleo
de acción de cuando nos confiaron esa vez las cosas,
de cuando nos confió esa vez lo mejor el secreto de sus contornos.
Y mira: he aquí que nos alejamos, he aquí que nuestros pasos
atraviesan ya la huella de aquellos días donde estuvo el empeño.
Anda despacio: humillación recogerá siempre en este suelo
la irreverencia que se pretenda sin memoria.


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